febrero 19, 2008

Mi praxis belica

Otra cosa es la guerra.. Por naturaleza soy belicoso. Atacar forma parte de mis instintos. Poder ser enemigo, ser enemigo, esto presupone tal vez una naturaleza fuerte, en cualquier caso es lo que ocurre en toda naturaleza fuerte. Esta necesita resistencias y, por tanto, busca la resistencia: el pathos agresivo forma parte de la fuerza con igual necesidad con que el sentimiento de venganza y de rencor forma parte de la debilidad. (..) La fortaleza del agresor encuentra una especie de medida en los adversarios que él necesita; todo crecimiento se delata en la búsqueda de un adversario -o de un problema- más potente, pues un filósofo que sea belicoso reta a duelo también a los problemas. La tarea no consiste en dominar resistencias en general, sino en dominar aquéllas frente a las cuales hay que recurrir a toda la fuerza propia, a toda la agilidad y maestría propias en el manejo de las armas, en dominar adversarios iguales a nosotros... Igualdad con el enemigo, primer supuesto de un duelo honesto. Cuando lo que se siente es desprecio, no se puede hacer guerra; cuando lo que se hace es mandar, contemplar algo por debajo de sí, no hay que hacerla. Mi praxis bélica puede resumirse en cuatro principios. Primero: yo sólo ataco cosas que triunfan, en ocasiones espero hasta que lo consiguen. Segundo: yo sólo ataco cosas cuando no voy a encontrar aliados, cuando estoy solo, cuando me comprometo exclusivamente a mí mismo... No he dado nunca un paso en público que no me comprometiese: éste es mi criterio del justo obrar. Tercero: yo no ataco jamás a personas, me sirvo de la persona tan sólo como de una poderosa lente de aumento con la cual se puede hacer visible una situación de peligro general, pero que se escapa, que resulta poco aprehensible. Cuarto: yo sólo ataco cosas cuando está excluida cualquier disputa personal, cuando está ausente todo trasfondo de experiencias penosas. Al contrario, en mí atacar representa una prueba de benevolencia y, en ocasiones, de gratitud. Yo honro, yo distingo al vincular mi nombre con el de una cosa, de una persona: a favor o en contra - para mí esto es aquí igual (...) F. Nietzsche "de porque soy tan inteligente." Ecce homo.

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