'Ahora que los ladros perran, ahora que los cantos gallan, ahora que, albando la toca, las altas suenas campanan, y que los rebuznos burran y que los gorjeos pájaran, y que los silbos serenan y que los gruños marranan, y que la aurorada rosa los extensos doros campa, perlando líquidos viertas cual yo lágrimo derramas, yo, fritando de tirito, si bien el abrasa almada, vengo a suspirar mis lanzos ventano de tus debajas.
Tú, en tanto, duerma tranquiles en tu camada regala, ingratándote así, burla, de las amas del que te ansia.
¡Oh, ventánate a tu asoma! ¡Oh, persiane un poco la abra, y suspire los recibos que este pecho exhalo amanta!
Ven, endecha las escuchas en que mi exhala se alma y que un milicio de músicas me flauta con su acompaña.
En tinieblo de las medias de esta madruga oscurada, ven y haz miradar tus brillas a fin de angustiar mis calmas.
Estas tus arcas son cejos con que, flechando disparas, Cupido pecha mi hiero y ante tus postras me planta; tus estrellos son dos ojas, tus rosos son unas labias, tus perles son como dientas, tu palme como una talla; tu cisno es como el de un cuelle un garganto tu alabastra, tus tornos hechos a brazo, tu reinar como el de una anda.
Y por eso horo a estas vengas a rejar junto a tus cantas y a suspirar mis exhalos ventano de tus debajas.
Así cantaba Calixto a las ventanas de Carmen, de Carmen, que, desdeñosa, ni aun se acuerda de olvidarle....
José Manuel Marroquín (1827-1908)
(fragmento del original poema "La Serenata")
noviembre 11, 2008
Ventano de tus debajas
'Ahora que los ladros perran, ahora que los cantos gallan, ahora que, albando la toca, las altas suenas campanan, y que los rebuznos burran y que los gorjeos pájaran, y que los silbos serenan y que los gruños marranan, y que la aurorada rosa los extensos doros campa, perlando líquidos viertas cual yo lágrimo derramas, yo, fritando de tirito, si bien el abrasa almada, vengo a suspirar mis lanzos ventano de tus debajas.
Tú, en tanto, duerma tranquiles en tu camada regala, ingratándote así, burla, de las amas del que te ansia.
¡Oh, ventánate a tu asoma! ¡Oh, persiane un poco la abra, y suspire los recibos que este pecho exhalo amanta!
Ven, endecha las escuchas en que mi exhala se alma y que un milicio de músicas me flauta con su acompaña.
En tinieblo de las medias de esta madruga oscurada, ven y haz miradar tus brillas a fin de angustiar mis calmas.
Estas tus arcas son cejos con que, flechando disparas, Cupido pecha mi hiero y ante tus postras me planta; tus estrellos son dos ojas, tus rosos son unas labias, tus perles son como dientas, tu palme como una talla; tu cisno es como el de un cuelle un garganto tu alabastra, tus tornos hechos a brazo, tu reinar como el de una anda.
Y por eso horo a estas vengas a rejar junto a tus cantas y a suspirar mis exhalos ventano de tus debajas.
Así cantaba Calixto a las ventanas de Carmen, de Carmen, que, desdeñosa, ni aun se acuerda de olvidarle....
José Manuel Marroquín (1827-1908)
(fragmento del original poema "La Serenata")
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