Estaba en el más grande de los lienzos, sostenido por un enorme caballete, pintada muy al natural una batalla fiera y desigual, en la cual el rey, los caballeros, un bufón, un músico, algunas damas y una multitud de plebeyos eran derrotados por un innumerable ejército de toscas anotomías; algunas de las cuales usaban de escudos las tapas de los ataúdes y uno dellos, en el centro del lienzo, montado en un estirado y avellanado caballo arriaba con una guadaña a una multitud hacia un singular y gran sepulcro de madera. En la única esquina donde faltaba aplicar los pigmentos, aparecía como en borrador una osamenta que empuñaba una espada o un hacha e iba a degollar a un hombre arrodillado con vendas en los ojos y un rosario de cuentas en las manos, mas no había en éste bosquejo un hombre desolado y abatido, por el contrario, el aire que había entre el hacha y el tajo era el único sitio del lienzo donde aún discurría una vida entera. ...Y así, con aquestos tan reveladores pensamientos, embebecido y transportado del asombro que en ello sentía, y advirtiendo también que la sala no olía ni a cera ni a aceites, alcé los ojos con dilación y pausas, y vi las lámparas sin fuego ni humo que había descrito mi padre; los fuegos del demonio que habían apagado su ánima para siempre..
..Y con aquesta sordez, como la de la muerte, me allegué hasta el enfermo y allí torné a pensar lo que otras muchas veces había pensado sin haberme jamás resuelto en ello, y era que a la mezcla de maldad, embuste y bellaquería que se halla en Satanás no está separaba por un abismo tan profundo de la de Dios, ni que tampoco existen grandes diferencias entre la bondad divina y la diabólica, porque el verdadero cismático es el hombre, el más malvados de todos los seres, ya sean éstos humanos o no.
1615 Andreas Vesalius
abril 21, 2007
El jardin de las delicias (anatomia de la melancolia III)
Estaba en el más grande de los lienzos, sostenido por un enorme caballete, pintada muy al natural una batalla fiera y desigual, en la cual el rey, los caballeros, un bufón, un músico, algunas damas y una multitud de plebeyos eran derrotados por un innumerable ejército de toscas anotomías; algunas de las cuales usaban de escudos las tapas de los ataúdes y uno dellos, en el centro del lienzo, montado en un estirado y avellanado caballo arriaba con una guadaña a una multitud hacia un singular y gran sepulcro de madera. En la única esquina donde faltaba aplicar los pigmentos, aparecía como en borrador una osamenta que empuñaba una espada o un hacha e iba a degollar a un hombre arrodillado con vendas en los ojos y un rosario de cuentas en las manos, mas no había en éste bosquejo un hombre desolado y abatido, por el contrario, el aire que había entre el hacha y el tajo era el único sitio del lienzo donde aún discurría una vida entera. ...Y así, con aquestos tan reveladores pensamientos, embebecido y transportado del asombro que en ello sentía, y advirtiendo también que la sala no olía ni a cera ni a aceites, alcé los ojos con dilación y pausas, y vi las lámparas sin fuego ni humo que había descrito mi padre; los fuegos del demonio que habían apagado su ánima para siempre..
..Y con aquesta sordez, como la de la muerte, me allegué hasta el enfermo y allí torné a pensar lo que otras muchas veces había pensado sin haberme jamás resuelto en ello, y era que a la mezcla de maldad, embuste y bellaquería que se halla en Satanás no está separaba por un abismo tan profundo de la de Dios, ni que tampoco existen grandes diferencias entre la bondad divina y la diabólica, porque el verdadero cismático es el hombre, el más malvados de todos los seres, ya sean éstos humanos o no.
1615 Andreas Vesalius
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